lunes, 1 de noviembre de 2010

EL MOSAICO DE MYTILENE


     Encontrado en la casa de Menadro en Mytilene, junto con otras muchas escenas de obras suyas. Su fecha de creación data del siglo III después de Cristo.

     Se conserva en el Museo Arqueológico de Mytilene (Lesbos).

   La escena representada corresponde al acto II de la obra de Menandro Theophoroumene “La chica poseída”.

The Masks of Menander: Sign and Meaning in Greek and Roman Performance



Este mosaico quizás refleje un instante antes de la obra de Menandro respecto al mosaico de Pompeya.

Arktourus: hellenic studies presented to Bernard M. W. Knox on the occasion …
Muestra el nombre de los actores:
     - Lysias a la izquierda levanta la pierna derecha en una figura de baile, mientras toca los platillos.
     - Kleinias a la derecha, permanece quieto sujetando en su mano derecha un pequeño objeto redondo, mientras su mano izquierda parece descansar sobre el hombro del chico.
     - El niño no lleva máscara, lleva una túnica corta de color oscuro y un manto verde y azul y sujeta quizás una flauta u otro instrumento musical prestado.
     - Parmenon en el centro, un esclavo.


The context of ancient drama, Eric Csapo,William J. Slater
Tanto Lysias como Kleinias llevan guirnalda en la cabeza.

Los versos líricos de Theophoroumene sobreviven en papiro, probablemente del acto 2, ya que la música y la canción son poco comunes en la Nueva Comedia de la época de Menandro. Otro fragmento del texto parece provenir de la parte de la obra inmediatamente anterior a la escena ilustrada en el mosaico de Pompeya y de Mytilene:

LYSIAS? (narrando conversación): ... “Mis regalos,” - ¿me oyes? – dice la chica , “robaron mis regalos.” Dice él, “¿por qué quitártelos, ramera (puta)? ¿Cómo sabe que este muchacho se los dio a usted? ¿Qué hace el joven? Y, ¿por qué pasea sin usar una guirnalda? ¿Estás loca? Entonces, ¿por qué no se puede estar loco encerrado dentro?”

KLEINIAS?: ¡Eso es absurdo! Ella no está fingiendo, Lysias.
LYSIAS: Puede ser puesta a prueba. Si ella realmente está divinamente poseída, ella vendrá saltando aquí delante. ¡Toca (una melodía) de la Madre de los Dioses, o más bien de los Korybantes (sus sacerdotes)! Y tú, ¡colócate aquí por la puerta de la posada¡

KLEINIAS?: Si, por Zeus, ¡excelente¡ ¡Realmente excelente¡ ¡Me gusta esto¡ ¡Magnífico examen¡

El culto a Cibeles, la Madre de los Dioses, implicaba bailes desenfrenados y posesión divina. El fragmento lírico es un himno a Cibeles. Es evidente que una chica, probablemente el amor de interés de uno de los hombres jóvenes, está poseída por la diosa, pero los otros personajes consideran su conducta una simulación, hasta que ella aparece desde la posada en respuesta a la música como una serpiente encantada. El pandero, tocado por el hombre joven de la izquierda, los platillos, tocado por el hombre joven de la derecha, y la flauta (doble) están asociados con el culto a Cibeles. El flautista lleva puesta una máscara femenina; posiblemente este es el verdadero flautista oficial incorporado en la escena de la acción. El chico de la izquierda no tiene máscara y parece ser un extra, el asistente del flautista, u otro músico, ya que tiene una flauta en su mano. Tenga en cuenta que la puerta, probablemente la puerta de la posada mencionada en el fragmento, es una característica destacada en el fondo, indicando su importancia para la escena.

     De los textos anteriores podemos extraer que, este mosaico, al igual que el mosaico de Pompeya, provienen de escenas de la obra de Menandro "Theophoroumene" y que ambos mosaicos están relacionados con los ritos de platillos, pandero y aulos, que celebraban en honor de Cibeles y Dioniso.


viernes, 15 de octubre de 2010

EL MOSAICO DE POMPEYA

Scena Comica con Suonatori Ambulanti o en castellano Músicos Ambulantes.
Autor del mosaico que firma arriba a la izquierda: Dioscorides de Samos.
Su fecha de creación ronda sobre el siglo I a.C.
Es copia de una pintura griega del siglo III a.C.
Fue encontrado en la Villa de Cicerón (Pompeya) en Abril de 1762.
Su tamaño original es de 41 x 43 cm.

     En la escena podemos ver a un enano o niño pequeño con un cuerno en la mano, posiblemente un asistente del flautista o mero espectador, un flautista con una flauta doble (aulos), un hombre que lleva unos platillos idénticos en tamaño y forma a los utilizados en los verdiales y otro hombre que lleva un pandero grande, sin sonajas y adornado con pequeños lazos. Los dos hombres llevan la cabeza adornada con coronas de hiedra y dan sensación de movimiento, mientras que el enano y el flautista parecen estar quietos. Todos menos el enano llevan máscaras.

     Esta escena ha sido encontrada igualmente en pintura y en otro mosaico, todos posteriores a éste. También se han encontrado figuras en terracota del platillero y el panderero en semejantes posturas. Las veremos en posteriores artículos.

     Extracto de la tesis doctoral de Faustino Porras Robles, nos habla del aulos (Auletrix de Osuna) en “Los Instrumentos Musicales en el Románico Jacobeo: estudio organológico, evolutivo y artístico-simbólico”, publicado en la edición digital de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2007.

El aulos es el instrumento de viento más característico e importante de la cultura clásica griega (s. VII – IV a.C.) desde la que será irradiado a diversas zonas de influencia, entre ellas, la Península Ibérica. Conocido también como Kálamos, estaba formado por dos tubos de caña, madera, hueso o marfil que poseían originalmente de tres a cinco orificios en la parte delantera y, probablemente, otro para los pulgares. Ambas cañas se introducían en la boca y se mantenían separadas adoptando forma de “V” tal y como podemos apreciar con claridad en el relieve que nos ocupa.
...
Desde un primer momento su finalidad va a ser muy variada aunque siempre se asociará con actividades realizadas al aire libre o en grandes espacios por su sonido potente y penetrante: acompañamiento de banquetes y festines, procesiones, coros danzantes y dramáticos e, incluso, eventos didácticos para jóvenes. Su utilización religiosa también fue muy frecuente puesto que era el instrumento principal, junto con los krotalá (crótalos y castañuelas) y los kymbala (platillos), en los cultos de Dionisos, Cibeles y orgiásticos en general.
...
En época helenística, desde el siglo IV a. de C., será “exportado” Etruria y Roma donde, como ya hemos comentado, será conocido como “tibia” y utilizado con los mismos fines y funciones. Una de las principales innovaciones llevadas a cabo en territorio romano será la adición, al tubo más largo de las tibias impares, de un pabellón sonoro formado por un cuerno de vaca; este instrumento, conocido desde entonces como tibia phrigya, mucho más potente y sonoro que la tibia par, sin pabellón, denominada tibia lydia, alcanzará una enorme difusión en territorio romano desde que, en el 204, sea reconocido oficialmente el culto orgiástico a Cibeles.

     Ésto nos da una certeza sobre el papel del enano, que permanece junto al flautista del aulos como asistente del mismo, portando el cuerno de vaca.

     Los instrumentos de cuerdas representaban lo culto, por esto la lira siempre estaba en contraposición con el aulos, que representaba el desenfreno.

     La combinación de instrumentos más común para la celebración de rituales religiosos en Roma fue la flauta, el pandero y los platillos (History of Art: The Western Tradition, Autor Horst Woldemar Janson, Anthony F. Janson,publicado por Prentice Hall PTR, 2003).

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Dos recortes de prensa


1. Periódico ABC. 24 de Agosto de 1965
Málaga es un estado de animo además de una ciudad
    
     Artículo de Jorge Delgado donde nos habla de nuestra Málaga y de nuestras coplas de Verdiales.



2. Periódico La Vanguardia. 18 de Abril de 1975
La Banda de "Verdiales del Capitán", a Londres.

     Noticia sobre el viaje que realizó la Panda de Verdiales del Capitán, con una pareja de baile de la Sección Femenina, a Londres, para actuar en el "Bach Festival".

     Todavía hoy día me encuentro artículos  donde en vez de utilizar la palabra Panda, hacen uso del término Banda, que aunque puedan significar lo mismo, no es lo apropiado.


domingo, 29 de agosto de 2010

Venta El Túnel 1967

      En el periódico La Vanguardia del día 31 de Diciembre de 1967, aparece la noticia del concurso de verdiales celebrado en Málaga, que aunque no lo especifica, sabemos que es en la Venta El Túnel.

     En el pie de foto nos habla de la VII edición del concurso, dato que contradice las demás numeraciones de ediciones, ya que según esto se empezó a numerar en 1961, que llamé edición 0 en un artículo anterior. Con la numeración actual debería ser la VI edición.

     Es curiosa la forma de llamar a los fiesteros o verdialeros: "Pandista".

    Pero lo realmente interesante del artículo es la foto en la que aparece Antonio Cruzado Aguilar "El Rubio de las Casillas", con su característica forma de llevar el sombrero y de sentir la Fiesta.



CONCURSO DE VERDIALES EN MALAGA
Con motivo de la festividad de los Santos Inocentes, se ha celebrado en Málaga el VII Concurso de Verdiales que organiza el Ayuntamiento de aquella ciudad. Resultó ganadora del primer premio en la modalidad de "choque" la panda de Santo Pitar. En la modalidad de "atavío" ganó la panda de Almogía. Los turistas malagueños que asistieron a las actuaciones se divirtieron mucho. En la foto, un pandista con gesto pleno de humor, tocal el pandero. (Foto Europa Press.)

martes, 3 de agosto de 2010

AHMET VASIF EFENDI
PRIMER EMBAJADOR TURCO

     En mis inmersiones por las hemerotecas encontré una noticia curiosa en un diario curioso:
 
 
     Durante siglos hubo una constante lucha por el dominio del Mediterráneo, pero la perspectiva cambió durante el reinado de Carlos III que en 1738 había comenzado las negociaciones con los turcos.
 
     Carlos III y su ministro Floridablanca tomaron la iniciativa enviando en 1779 su embajador a Estambul para negociar la paz. En 1783 se firmó un tratado de paz entre España y la Sublime Puerta, por el que se reconocía a los españoles la libertad de comerciar por todo el Mediterráneo de dominio musulmán.
 
     La Sublime Puerta para responder a la misión española decidió enviar a España a Ahmet Vasif Efendi, un distinguido historiógrafo, como embajador temporal.
 
     Vasif Efendi llegó a Barcelona el 28 de Julio de 1787, donde estuvo algún tiempo y desde donde salió para Madrid.
 
     Durante su estancia en Madrid, el rey, ordenó a cada uno de los notables de aquí que invitaran a comer a Vasif Efendi, ofreciéndoles igualmente su música, la cual no era del agrado de él.
 
     Entre todo su séquito, el Sr. Enviado Vasif Efendi, traía músicos para que le interpretaran su música:
 
Extracto del Diario Curioso, Erudito, Económico y Comercial
20 de Septiembre de 1787


Por la tarde á las quatro y media volvió el Sr. Enviado á su casa en el coche del Sr. Capitan General, é inmediatamente dió á las Señoras que encontró en ella una música turca, que se componia de dos flautas dulces, un violin, una trompa marina y un pandero, y uno de los Turcos cantó algunas letrillas en árabe, durando esta funcion hasta la noche.

    En este grupo de músicos, que incluía la comitiva del Embajador turco, podemos apreciar un antecesor de nuestra Fiesta de Verdiales, de las rondas de Albacete, de las cuadrillas de Almería y Murcia, del trovo alpujarreño, del chacarrá del campo de Gibraltar... Además comparte algunos instrumentos con los de nuestro célebre Mosaico de Pompeya, del que trataremos en otro artículo.

jueves, 8 de julio de 2010

EL LAGAR DE LA VIÑUELA
ARTURO REYES 1897 (III)

Monumento a Arturo Reyes - Parque de Málaga
Foto extraída de Wikipedia

     Como anexo al artículo, relaciono todos los nombres y apodos relevantes a los que se hace mención en la novela. He contrastado que muchos de ellos son conocidos por nuestros mayores, y sé que a muchos les traerá algún recuerdo que otro.


Salustiano "El de Casariche"                  Juan "El Cantudo" 
José “El de Utrera”                               Antonio "El Pájaro"
Toñico “El de la Encrucijá”                   Iñigo Pedrosa
Ortega “El de Casaya”                           Belloto
Tovalín                                                  Currita "La del Aceitero"
Salvaorico (maestro de Los Verdiales)   Curruco "El de Mendieta"
Don Lesme                                            Juan "El Chacho"
Santiago                                                Rosita "La de los López"
Toñate (cartero de Almogía)                 Tío Musarañas
Sacristiana                                            Toñuela "La del Molino"
Parroco de la Viñuela                            Estébanez “El Cojo” 
Antonio “El Arrabalero”                        Antoñico “El Nomeapuntes”
Juanillón “El ventero”                           Tía Zerona
Dolores “La Viñuela”                             Chuchumecas
Pepe “El Chivatín”                                Calderón
Antoñico “Melones”                              Millán
Tovalico “El Testaferro”                        Cornetín “El porquero”
Sebastián Cárdenas                               Cuco
Alfonsico Ribalta                                   Rubiato de Osuna
Sebastián Brioso                                    Pepe Estebanez
Gonzalo (hijo del posadero de Casabermeja)
Niño de Morón                                      Morenos de Quintín
Chato de Benamejí                               Tío Quintanilla (panadero Pto de la Torre)
Urdiola                                                  Garduño (tabernero Puerto de la Torre)
Cabrera “El Potronsillo”                        Mangano (estanquero Puerto de la Torre)
Enrique Miranda “El de Almogía”          Anselmo el Currinchela
Mazagatos                                             Antonio el Manchao
Toval “El Churumbero”                         Juan el Chiripero
Anselmo                                                Pepita la Afligía
Juliana “La Pecosa”                              Centenera
Araceli

     Igualmente, durante el discurrir de la novela también se mencionan muchos lugares conocidos y próximos al Lagar de Zapateros.


Lagar del Fraile                                    Lagar de Ponce
Cortijo de Finojoz (¿?)                         Calle del Negrete de Almogía
Puerto de la Torre                               Mirandola
Ermita                                                 Jotrón
Casa de la Palomas                               Roalabota
Cortijo de Millán                                  Caserío de los López
Venta de las Palomas                           Barranco del Sol
Cañailla de Ponce                                 Cortijo de la Lechuguita
Parador de San Rafael

     Al margen de todo lo ya expuesto, os dejo la bella descripción que hace Arturo Reyes del Lagar de Zapateros:


La casa del cortijo se parecía á todas las de los contornos; había sido edificada bajo la dirección del arquitecto del partido – un peón de albañil retirado del oficio,- y estaba formada por un portal y anteportal en una pieza entrelarga, con una puerta frente á la de la calle que ponía en comunicación con otro aposento, en uno de cuyos ángulos, sobre enorme fogón, veíase una gran caldera fuera de uso.

Desde esta misma habitación podíase salir á los corrales, ó penetrar en la bodega llena de enormes tinajas, ó ascender al piso principal, compuesto de amplísima antesala, y un pequeño corredor con varias habitaciones, utilizadas unas como graneros y otras como dormitorios.

El anteportal era, por decirlo así, la vivienda común, y en su decorado veíase tanto la mano hacendosa de Dolores como la de su pulcrísima antecesora: blancas las paredes; en la alacenas, sin puertas, limpísimos los platos y los objetos de cristal, y a demás adornados con matas de romero; sobre la chimenea los peroles como ascuas de oro, y encima de la segunda puerta, en apolillado marco de caoba, un San Juan Evangelista en cromo capaz de hacer escéptico al más creyente.

Diez ó doce sillas de pino blanco y aneas; cuatro cántaros colocados en correctísima formación en la limpia canterera, un mesa enorme y tres escopetas vizcaínas, colocadas en la pared en forma de trofeo, completaban el rústico mobiliario.

      De la era y la trilla nos cuenta:
La cumbre aplanada del monte colindante con el camino forma, uniéndose á la carretera, hermosa planicie de donde arranca, como ya hemos dicho en capítulo anterior, el pedregoso carril que conduce al cortijo.

En esta planicie de tierra roja, que por dos lados muere en las faldas de los colinas, y por las otras en dos pintorescas cañadas, al lado de un corral, destácase la era donde los del lagar trillan el grano, y desde la cual se dominan los montes salpicados de caseríos, que van á morir en las estribaciones de la sierra de Antequera.

Era la hora en que el sol se despide; sus últimos resplandores cubrían de oro y de púrpura el encendido ocaso; iluminábase el celaje con todos los colores del iris en maravilloso desconcierto, y las cumbres recortaban con sus crestas desiguales el diáfano horizonte.

Todo yacía en religosa quietud; sólo era turbado el silencio por el canto dulce y quejumbroso de la trilla, interrumpido á veces por el acordado grito con que anima, de cuando en cuando, á la fatigada cobra el rústico cantaor.

Era Bernardo el que cantaba; veíasele á los últimos reflejos de la tarde, de pie sobre el ligero trillo, en una mano el ramal con que dirigía los robustos caballos, en la otra crujiente látigo, echaba hacia atrás la gallarda figura, recorriendo la era en todas direcciones, mientras Dolores, viergo en mano, cuidaba de que no rebasase el círculo la desgranada espiga.

viernes, 2 de julio de 2010

EL LAGAR DE LA VIÑUELA
ARTURO REYES 1897 (II)

Portada de F. Juvé


     Seguimos en el Lagar de Zapateros, donde, además del relato que más adelante transcribo, cabe destacar el uso en dos ocasiones del gentilicio “verdialeño”, para referirse a la procedencia de Agustín, y "verdialeñas" para referirse a las mozas de los Verdiales.

... pero al lado de éste luchaba el deber, siempre respetado por el bizarro verdialeño, en cuya ayuda ...
... algunos días antes dieron principio los preparativos para recibir de un modo solemne casi al ínclito verdialeño; ...

 ... rodó el candil sobre las engalanadas verdialeñas; ...

     El autor nos explica como era costumbre realizar las fiestas del día de San Juan:
Era día de San Juan, y grandes y chicos, ricos y pobres, se dispusieron todos á celebrarlo, como es costumbre en los Verdiales desde los tiempos de Matusalén y la Nanica, según hubo de afirmarme uno de los subarrendadores del caserío de los López, lugar siempre elegido para situar en él el real de la feria.

     Y las actividades que se realizaban:
El programa era el de siempre: tiro de gallos, baile en la tienda, en un á modo de colgadizo de cañas y lonas levantado en un planicie frente al cortijo, y todo esto, como es natural, aderezado con su poquito de murga y su mucho de peleón y junquera.

     Tras el tiro de gallos y antes de que una pequeña trifurca entre dos de los tiradores llegara a mayores:

En aquel instante llegó el primer grupo de mocitas escoltadas por sus decrépitas progenitoras; los cortijos inmediatos empezaron a dar su contingente de mozas en sazón; las primeras fueron las Chuchumecas, las segundas las de Calderón, y así sucesivamente fueron llegando, en alegres bandurrios, las de estebanez, las de Millán, las de Negrete, la quinta esencia de lo bueno y lo bonito de todos los Verdiales.

La orquesta no se hizo esperar: una guitarra, un violín, unos platillos y una pandereta la componían; las sombras empezaron á enseñorearse del panorama y el cielo á esmaltarse de estrellas; sentáronse los concurrentes – debidamente separados por sexos – bajo el renegrido toldo; la brisa era fresca y perfumante; el aguardiente empezó á circular por cubas casi de mano en mano; hizo resonar la murga sus sones melancólicos; un candil enorme pendía del techo de la choza; Juanico el Morisqueta cantó con acento dulcemente timbrado:

Partío e los Verdiales
er de las mejores viñas
y más ricos olivares,
aquí quiero yo a una niña
con los labios de corales.

- ¿No oyes, zagal? Canta tú – dijo a Bernardo el tío Antón.

- Ese mozo no canta más que elante e la Virgen de los Dolores – exclamó Rosita con tono desdeñoso y mirando al de Casariche con despecho.

. . . . . .

- Eso pá aluego, pá más tarde; ahora voy á bailar con Pepita Chuchumeca.

Y sacando los palillos prendidos con múltiples cintas de colores, los repiqueteó, levantándose á la primera invitación de su amiga.

. . . . . .

Pepa y Rosa bailaban con admirable soltura, creciéndose de modo tal al són de la música, que sus cuerpos, generalmente rígidos y torpes, parecían adquirir en el rimado ejercicio suave eslasticidad graciosa esbeltez y típicas elegancias.

El baile tiene lugar en un palmo de terreno; en él la alegre pareja ora se arrullaba con los brazos arqueados airosamente, ora separábase desdeñosa para volver á unirse llena de pasión; ya, sin perder un compás, perseguíanse las bailadoras con graciosos recortes y bullangueras alegrías; ya serenas y casi inmóviles, y en dulcísimos enervamientos, aparentaban rimar el beso y el suspiro.

Ya iban a terminar Pepita y Rosa, y ya se disponían á sustituirlas otra pareja, cuando hacia los pencares resonaron algunos gritos roncos; todos los hombres corrieron hacia allá atropellando á las bailadoras; los de la murga colocaron en alto los instrumentos para salvarlos de la catástrofe; rodó el candil sobre las engalanadas verdialeñas; pusieron éstas el grito en el cielo; los más débiles rodaron ante los más vigorosos.

     Como ya nos pasara con la novela de Ricardo León de 1909, tenemos, en esta novela, otra copla que ha llegado a nuestros días de forma muy parecida, y que por lo tanto tiene más de 113 años.

          Novela                  SP Panda de Verdiales          LP Panda de Verdiales
         Lagar de                         de Almogía                  de los Montes de Málaga
        la Viñuela                      Columbia 1966                     MoviePlay 1971

 Partío e los Verdiales,          Partío de Verdiales                  Partío de Verdiales
er de las mejores viñas        partío de muchas viñas            partío de muchas viñas
  y más ricos olivares,        estoy queriendo una niña            y de muchos olivares
aquí quiero yo a una niña     que no lo sabe su mare        yo estoy quiriendo una niña
con los labios de corales.     que no lo sabe su mare.           y no me la da su mare.

      En la siguiente y última parte de este artículo, voy a incluir una relación con todos los lugares relevantes que se nombran en la novela, así como los nombres de personas y apodos que aparecen.

miércoles, 23 de junio de 2010

EL LAGAR DE LA VIÑUELA
ARTURO REYES 1897 (I)

     De cortijo en cortijo y de lagar en lagar, como ya hicieran nuestros ancestros, nos vamos a quedar ahora uno días en el Lagar de la Viñuela, una novela escrita por Arturo Reyes Aguilar en 1897.
 
     En la edición de la novela que he adquirido (Ediciones Reguera – Barcelona – Octubre de 1946) nos dice sobre el autor:
 
Arturo Reyes Aguilar fue un gran poeta y novelista, prematuramente muerto y, por desgracia, muy olvidado, que en sus obras, recias y castizas, pintó maravillosamente cuanto en su tierra natal – Málaga – existe digno de ser admirado y conocido.
 
Los amoríos andaluces, con los coqueteos de los mocitos y el garbo y matonería de los enamorados, los diálogos a la reja, los encuentros en tascas y calles, los celos y las riñas, las castañuelas repicando y revoloteando las faldas, los ojos negros centelleantes, las coplas y bailes, todo el calor de Málaga y el hirviente apasionamiento de sus hijos, aparece magistralmente descrito en las obras de este eximio escritor. Así ocurre en “El lagar de la Viñuela”, novela que apasiona por lo hondo y delicado de su asunto y deleita por la gracia y realismo del lenguaje, manejado por Arturo Reyes con singular desenvoltura.

     La primera vez que leí el título, me llevó a situar el Lagar en la Viñuela, comarca de la Axarquía, pero nada más empezar a leer el primer capítulo “Las gentes del lagar” me dejó claro mi error:
 
No siempre fue designado por el de la Viñuela el lagarillo donde ocurrieron los sucesos que hanme dado asunto para hilvanar este libro, pues, según hubo de contarme el cortijero de Tierra Blanquilla, llamóse de Zapateros cuando aun sus montes eran una bendición de Dios y dábanse en ellos las mejores viñas de todos los Verdiales.

     Con estos datos empecé mi búsqueda cartográfica, y gracias a la ayuda de Juan Calderón Salas, nuestro amigo Juanele, me situé en la zona de Roalabota – Venta Larga, donde existe un Cortijo llamado Zapateros.
 


     En el mapa he destacado algunos nombres como: la Finca de Zapateros, Alto de la Viñuela, Ermita de los Verdiales, Los Gámez, Las Pitas, Venta Álvaro, Venta Gutiérrez, ...
 
     Fue al terminar de leer la novela, donde me di cuenta de que también erré al situarlo aquí, ya que el cortijo debía estar en el Partido de Los Verdiales y próximo a la Venta de Matagatos. Esta vez fue Miguel Cuenca Cobos quien me puso en la pista de otro cortijo Zapateros y encontré, en otro mapa, la zona a la que hace referencia Arturo Reyes.
 

     En el mapa podemos ver, abajo la finca de Matagatos, a la derecha Zapateros, y un poco más arriba Los López. Arriba a la izquierda el Cortijo de Calderón y a la derecha el Cerro Rodadero. En diagonal cruza el límite del término municipal de Almogía, quedando la finca de Matagatos y Zapateros en el término municipal de Málaga.

    Una vez situada la zona donde transcurren los hechos, volvamos a la novela. El lagar de la Viñuela lo regentaba Juan “El Cantueso”, su señora Tomasa y su hijo Agustín Villarrubia. La novela trata sobre los amores y desamores entre tres primos: Agustín, Dolores "La Viñuela" y Bernardo. Dolores, vivía en La Viñuela y al quedarse huérfana, se va a vivir al cortijo Zapateros con sus tíos, de ahí pienso que le viene el nombre a la novela.

     Destaco un pasaje de la novela donde se menciona la Ermita (aunque hace referencia varias veces a la Ermita, nunca dice Ermita de la Virgen de los Dolores, pero creo que se sobreentiende por ser la más cercana y porque alguna vez que otra clama a la Virgen de los Dolores) y en el que se dice lo siguiente:

... ni de ir con Bernardo todos los domingos á la Ermita, adonde llegaban siempre antes, mucho antes que el sacristán hiciera resonar de monte en monte la enorme caracola, única campana que poseía el rústico santuario.

     Aunque conozco algunos de los usos que tenía la caracola en nuestros campos, desconocía que el sacristán también la utilizara a modo de campana.

     En un día de San Juan y tras el tiro al gallo, organizan una Fiesta de Verdiales, que dejaré para el próximo artículo.
 

sábado, 12 de junio de 2010

FIESTA EN EL LAGAR
"LA MACARENA" (II)
1909

     En el Folletín 35, del 25 de Septiembre de 1912, continúa con la Fiesta en el Lagar, centrándose ahora más en el baile y las bailaoras, llegando a compararlas con "La Violina" y con Rosario Monje "La Mejorana" (1862 - 1922, madre de Pastora Imperio), bailaoras flamencas de la época, llegando a decir que José Castro "Miracielo", bailaor flamenco, se chuparía los dedos de gusto.

     Las parejas de baile se renuevan, cuando ya el sudor corre por los rostros, y los pies inquietos, han bordado sobre la tierra más de treinta coplas. Aquí sale ahora una zagalilla de pocos años y lindas hechuras, con cuerpo de pimienta y ojos de azabache; al verla bailar, meneando la cintura y repicando los pies con tanto donaire, dando saltitos y esquivando á su pareja con los más deliciosos quiebros del mundo, sintieran celos hasta la Violina y la Mejorana, y chúparase los dedos de gusto el propio Miracielos.

     Con el placer del baile se descuida el escanciador, y las gargantas empiezan a sentir barruntos de sequia. Comprendiéndolo así el mozo que toca el violín, rompe el canto de malagueñas, é hiriendo las cuerdas con arte, lanza un gemido semejante á una voz humana. El instrumento habla y dice con mucho ángel: ¡aguardienteee! Nos hemos echado todo todos á reir al escuchar la voz angustiosa y pedigüeña.

     La bandeja no se hace esperar, y el oloroso vaho de Ojén y del Cazalla viene á darme en la nariz. Lola Reina, que es el mismísimo diablo en persona, llama al mozo de la ronda y le pide una botella de vino de los Montes.

     Después me ofrece, sonriendo con malicia, una copa, y quieras que no, consigue que bebamos todos. El calorcillo del oloroso néctar me penetra en la sangre, y me sube á la cabeza y me envuelve en una dulce neblina. La pícara Lola, que parece tener empeño en emborracharme, me hace beber hasta cuatro copas más.

     Trini, aprovechando á la sazón la ausencia de sus padres, que se han ido con Doña Paquita, me ayuda piadosamente á empinar el codo, y lo alza ella también con mucho primor.

     Cansados al fin músicos, y danzantes, y cantadores, se dispersa el público, y quedan en el corro los infatigables, estos empedernidos continuadores de toda fiesta, que apuran sus relieves hasta que sienten los huesos hechos una pura alheña.


Diario La Época del día 25 de Septiembre de 1912. Folletín 35

    Otro término utilizado para referirse a la Fiesta: "Canto de Malagueñas".

    El texto nos trae al recuerdo una costumbre antigua de nuestros fiesteros violinistas, que pocos hacen bien y que está quedando en el olvido. Me refiero al arte de hacer hablar al violín. Nos relata Arturo Reyes en la novela, como el mozo que toca el violín pedía aguardiente frotando las cuerdas. He conocido relatos de otros violinistas que llegaban a enviar mensajes de una loma a otra con gran maestría.

lunes, 7 de junio de 2010

FIESTA EN EL LAGAR
"LA MACARENA" (I)
1909

     El periódico "La Época", y durante 1912, entregó en múltiples folletines una novela que escribiera el novelista  Ricardo León (1877 – 1943) en 1909.


     La novela en cuestión es la "Comedia Sentimental" donde recorre y describe muchos lugares y costumbres de Málaga. Los fragmentos a los que me voy a referir se publicaron en los diarios de los días 24 y 25 de Septiembre de 1912. La acción trascurre durante el mes de Mayo en el Lagar de "La Macarena", pasado la Cuesta de la Reina, donde los protagonistas van a presenciar una Fiesta de Verdiales preparada exclusivamente para ellos:
     Después de la suculenta comida damos un largo paseo y bajamos luego al llano, donde nos tienen preparada una sorpresa.

- El capataz de mi hacienda – dice Rafael – ha juntado esta tarde á los mozos de más rumbo de estos contornos, y nos obsequia con un baile campesino.

     A la sombra de unos árboles, que amansan los rayos del sol, y á la vera de un sonante arroyuelo, hay unos bancos rústicos y un cerco de escabeles, amén de la mullida hierba, que brinda más cómodo y regalado asiento. A un lado, separadas del grupo masculino, veo hasta una docena de mocitas endomingadas, con los cabellos adornados de lazos y flores, limpio y crujiente el percal, pulido y majo el zapatito, llena de alegrias la cara.

     En sitio de preferencia y respeto están los tañedores de guitarra y violín y el muchacho qué toca los platillos. Detrás de la orquesta se agrupan los viejos y los curiosos, y cuantos no han de tomar parte activa en la danza, y un poco más allá, en una mesa corrida de blanquísimo mantel, asoman las provisiones, guardadas y defendidas por un gallardo escuadrón de botellas del fino de Ojén y de Cazalla.


     Trini, Lola Reina, Carmen España y yo, nos sentamos en la alfombra de césped. María Luisa, Doña Paquita y Rafael, se sientas más lejos, en un ribazo. Veo á David en uno de los bancos, en medio de Maria Rosa y María del Mar, como Periquito entre ellas, con su sombrero de ala ancha y el rostro muy placentero, convertido en el más llamante jándalo que vi en la vida.


     Después de una ronda de aguardiente, templan los tañedores sus instrumentos y comienzan en seguida el fandango. Acompañado por el rasguear de las guitarras, canta el violín con voz aguda y chillona, mientras los platillos marean el vivo compás del baile. Un catetillo de graciosa estampa se arranca con una copla á estilo de los Verdiales; una mocita muy salada y un mozo pinturero y jaquetón, salen al ruedo y empiezan á bailar un fandango “por punto de malagueñas”.

     El fandango es vivo, retozón, rudimentario y alegre. Trae á la imaginación la danza griega de Pan, las danzas clásicas de las siegas y las vendimias; tiene todos los primores y alegrías del baile campestre y de la danza gimnástica con gran lujo de saltos, trenzados y batimanes. Al escuchar sus vivos compases me retoza el ánimo de tal suerte, que vuelvo á sentir el ímpetu de mis verdes años, y vienen de golpe á mi memoria todos los recuerdos de la dichosa edad en que escuchaba esta misma copla:

Serrana; te lo decía,
que esto había de acabar;
mira tus malas partías,
á lo que han daíto lugar...
¡vas á ser la ruina mía!


     La danza sigue; las coplas se suceden en pausa; apenas un cantador suspende en el aire la última cadencia, sale otro, gallardeando con variaciones sobre el mismo estilo.

Partío de Verdiales
quién te pudiera traer
metiíto en el bolsillo
como un pliego de papel.

     Un viejo, de patillas grises, apura de un trago un cortao, escupe por el colmillo, mata la salivilla con el zapato y entona una copla.

Eres delgadita y alta
como junco de ribera;
de las niñas de mi barrio
tú te llevas la bandera.


     Las coplas son ingenuas, netamente populares, sin aliños ni sutilezas, ásperas y naturales como las florecillas de los surcos. El cantador modifica la letra á su placer, la enriquece con nuevas desinencias, le quita y añade sílabas, según su gusto y arte personales.

Diario La Época del día 24 de Septiembre de 1912. Folletín 34

     Baile de campesinos”, “fandango”, ”copla á estilo de los Verdiales” son algunos de los nombres que utilizaban para referirse a la Fiesta de Verdiales en esta época.

     Y un dato curioso, la copla del “Partío de Verdiales” que aparece en esta novela (1909) y que ha llegado igual hasta nuestros días, podemos asegurar que tiene más de un siglo de existencia.